Al poner aluminio en el horno, el metal se calienta a altas temperaturas. Esto significa que el aluminio se expande y libera partículas microscópicas. Estas partículas pequeñas de aluminio son liberadas en el aire y pueden inhalarse. Estas partículas pueden causar daños en los pulmones y en el sistema cardiovascular si se inhalan en cantidades excesivas.
Además, si el aluminio se coloca demasiado cerca de la fuente de calor, el metal puede derretirse y salpicar los alimentos. Esto puede provocar graves problemas de salud, ya que el aluminio es un metal tóxico y el consumo incluso de pequeñas cantidades de él puede causar daños irreparables en el organismo.
También hay que tener en cuenta que el aluminio no es un material muy duradero. Si se expone a altas temperaturas durante largos periodos de tiempo, el metal comienza a descomponerse y liberar sustancias químicas nocivas. Esto significa que incluso si el aluminio se usa en el horno con fines protectores, el metal puede ser más peligroso que útil.
Por lo tanto, si bien el aluminio se usa frecuentemente para proteger el interior de los hornos, es importante considerar los posibles riesgos antes de hacerlo. Si decides usar aluminio en tu horno, evita colocarlo demasiado cerca de la fuente de calor y cambia el material con regularidad para evitar los riesgos asociados con la exposición prolongada al calor.
En esta pagina tambien respondemos a otras preguntas tipicas como por ejemplo: ¿Qué potencia tiene que tener un horno? y ¿Cuál es la temperatura máxima del alto horno?