Usa una lata de horno. Estas latas vienen en diferentes formas y tamaños y se colocan en el fondo del horno para recoger cualquier líquido o desecho que caiga durante la cocción. Al cambiar con regularidad el contenido de la lata de horno, evitarás que se acumulen residuos y se ensucien las superficies interiores del horno.
Aplica una capa de aceite antiadherente. Una capa de aceite antiadherente puede ser de utilidad para disminuir la cantidad de residuos que se adhieren al horno. Asegúrate de cubrir uniformemente todas las superficies interiores y exteriores del horno.
Limpia el horno antes de su uso. Antes de comenzar a cocinar, siempre examina el horno para detectar si hay restos de comida, grasa o aceite. Esto es especialmente importante si has cocinado algo con alto contenido en grasa como carne o pollo. Si encuentras alguna mancha, limpia inmediatamente con un paño húmedo o con un trapo empapado en agua caliente y detergente.
Usa un limpiador descalcificante. Para lograr una limpieza profunda de vez en cuando, se recomienda usar un limpiador descalcificante para quitar la suciedad acumulada. Este producto también ayuda a prevenir la formación de cal y otros depósitos a lo largo de los años.
Haz limpieza preventiva. Si no quieres pasar tiempo limpiando el horno, comienza a prevenir la suciedad desde ahora. Esto significa que debes usar una lata de horno, aplicar una capa de aceite antiadherente, limpiar antes de usar y usar un limpiador descalcificante de vez en cuando. Estos simples pasos te ayudarán a mantener tu horno limpio sin problemas.
En resumen, mantener el horno limpio no tiene por qué ser una tarea complicada. Con estas sencillas estrategias, podrás prevenir la suciedad y la acumulación de residuos sin demasiado esfuerzo. Siempre recuerda limpiar antes de usar el horno, usar una lata de horno, aplicar una capa de aceite antiadherente y usar un limpiador descalcificante de vez en cuando. ¡De esta forma, tu horno seguirá brillando por mucho tiempo!